La escuela es el segundo hogar de niños y niñas; es donde pasan gran parte del tiempo aprendiendo, desarrollando sus competencias cognitivas, comunicativas y socioafectivas; adquieren valores, normas, forjan vínculos con personas diferentes a las de su núcleo familiar, enfrentan retos que los llevan adquirir autonomía y en general sientan las bases que les permitirán desenvolverse en sociedad con responsabilidad social.

De allí la importancia de elegir el colegio adecuado, en un momento en que las ofertas son tan variadas como atractivas, es indispensable preguntarte ¿Qué quieres para tu hijo?, ¿Cuál es el colegio más adecuado para que mi hijo sea feliz mientras aprende?
La elección debe ser el resultado de una reflexión profunda que abarque aspectos pedagógicos, didácticos, la formación en valores, la estructura y servicios complementarios, entre otros.
Conocedores de la importancia que tiene enseñar a niños y niñas a pensar, las metodologías de enseñanza en el Colegio Americano se basan en el constructivismo, se centran en el estudiante como protagonista de su propio aprendizaje. Este enfoque, que promueve el desarrollo del pensamiento crítico, se aleja de la tradicional instrucción vertical para abrazar un paradigma donde el conocimiento se construye activamente. De este modo, no solo se enseñan contenidos, sino que también se fomenta en los estudiantes la capacidad de pensar, analizar y cuestionar.

Desde el enfoque pedagógico de Enseñanza para la Comprensión, se promueve el trabajo colaborativo, el cual mejora la productividad al permitir compartir conocimientos, facilita contar con diferentes perspectivas, fortalece el compromiso y el sentido de pertenencia, y desarrolla habilidades sociales al promover la comunicación, la confianza y el aprendizaje mutuo en un ambiente de respeto y apoyo.
Así mismo la resolución de problemas y el aprendizaje basado en proyectos promueven la investigación y recopilación de información, la colaboración, la toma de decisiones, resuelven conflictos y presentan sus hallazgos, aplicando así sus conocimientos de forma práctica y significativa; por ejemplo, la realización de medidores para fomentar el uso responsable del agua.
Otra estrategia clave es el uso de preguntas abiertas y el diálogo socrático, en rutinas de pensamiento, mediante la formulación de preguntas que invitan a la reflexión, como «¿Por qué crees que eso sucedió?» o «¿Qué pasaría si…?» “¿Qué significa para ti?” ¿De qué otra manera podría ser? este tipo de interrogantes estimula a los estudiantes a ir más allá de la superficie y a conectar ideas, desarrollando su capacidad de inferir, deducir y razonar de manera autónoma.

La implementación de estas metodologías tiene un impacto significativo en los estudiantes del Colegio Americano que no solo adquieren conocimientos, sino que también desarrollan habilidades cruciales para el siglo XXI: autonomía, creatividad, resiliencia, capacidad de resolución de problemas.
La necesidad de presentar y defender sus ideas en el aula fortalece su confianza y asertividad, mientras que enfrentar desafíos sin una única respuesta correcta cultiva su resiliencia y adaptabilidad. Estas competencias se integran en cada actividad, asegurando que los estudiantes no solo sean académicamente competentes, sino también social y emocionalmente inteligentes.

¿Por qué elegir un colegio que enseña a pensar, como el Colegio Americano? Porque en un mundo que invita a imitar, a repetir fórmulas y a alinearse a las tendencias del momento, pensar es un acto de rebeldía contra ese sistema. Como lo expresó el influyente teólogo, pensador y pedagogo protestante Juan Amos Comenio: «la educación adecuada de los jóvenes no consiste en atiborrarles la cabeza con un cúmulo de palabras, oraciones e ideas tomadas de varios autores» [sino más bien de] «abrir su entendimiento al mundo exterior, para que fluya un arroyo de sus propias mentes».
Por: Alba Guzmán, Coordinadora de Preescolar y Primaria.
